Por Jaider Muñoz Londoño *

D
esde la fundación del Municipio de Herveo, el 17 de octubre de 1871 y hasta principios del siglo XX, las vías que comunicaban a esta tierra con la ciudad de Manizales, los puertos sobre el río Magdalena  y el Llano del Tolima, fueron principalmente los caminos de Aguacatal y de La Moravia. El primero atravesaba a Herveo por su parte central, entrando por la Vereda Holdon, en el límite con Fresno, cruzando el río Aguacatal, al que debe su nombre, pasando por su Cabecera Municipal y subiendo por el Páramo de Letras, en dirección hacia Manizales.

Por su parte, el Camino de La Moravia, atravesaba el Municipio de Herveo, por el oriente, en los límites con el Municipio de Marulanda, Caldas. Entraba por Padua (llamada Guarumo, en aquel tiempo), procedente de Fresno y Mariquita, avanzaba cordillera arriba cruzando la vereda de Mesones y bajando para atravesar el río Perrillo, hasta encontrar la vereda El Brasil, donde había fondas camineras y hospedaje para los arrieros y continuaba su recorrido detrás del Volcán de Cerrobravo, en busca de la ciudad de Manizales. 


En la primera década del siglo XX, una compañía inglesa llamada The Ropeway Extension, obtuvo una concesión del Estado Colombiano para construir un Cable Aéreo, que cubriría una extensión aproximada de 72 kilómetros, uniendo las ciudades de Mariquita, en el Tolima y Manizales en el Departamento de Caldas, generando en la región un moderno medio para el transporte de carga y activando el comercio de productos y servicios entre las dos comarcas.







Los trabajos de exploración empiezan hacia 1912 y los ejecuta             James F. Lindsay, un ingeniero civil nacido en Nueva Zelanda, en el Pacífico sur. La construcción del que sería en su momento, el cable aéreo más largo del mundo, comenzó en 1914, coincidiendo con el inicio de la Primera Guerra Mundial (1914 – 1918). Como toda la maquinaria, herramientas, insumos y provisiones necesarios para la obra, eran traídos desde Inglaterra y transportados a lomo de mula y de buey, hasta estas alturas, después de atravesar el Océano Atlántico y de realizar un largo viaje por el río Magdalena hasta Honda, el enfrentamiento bélico, llenó de dificultades el desarrollo de la misma.


Para cubrir la distancia de los 72 kilómetros, existente entre Mariquita y Manizales, era necesario atravesar una hermosa pero abrupta geografía de montañas y hondonadas. Por tal razón se instalaron 376 torres de acero, cuyas alturas oscilaban entre los 4 y los 55 metros, distribuidas en 15 secciones. Las vagonetas (que era donde se llevaba la carga), estaban impulsadas por 8 motores de 140 caballos de fuerza cada uno. Estas torres y sus secciones estaban ubicadas en  22 estaciones, cuyos nombres están repletos de poesía y de leyenda: Mariquita, San Diego, Aguas Claras, Fresno, Campeón, La Picota, Holdon, Angulo A, Angulo B, El Cedral, Soledad, El Frutillo, Yolombal, Toldaseca, Ángulo E, Cajones, Laguneta / Ángulo F, La Esperanza, Papal, Miraflores, Buenavista y La Camelia.


Dentro de la Historia del Cable Aéreo, hay un episodio que merece capítulo aparte: La Torre Veinte o La Torre de Herveo. Como hemos comentado, el conflicto mundial de la Primera Guerra, afectó de manera directa el desarrollo de esta empresa. Cuando la obra llegó al sitio conocido como “La Veinte”, en la Vereda del mismo nombre, se encontraron con una profunda depresión del terreno, conocida como “El salto de Yolombal”, que se hizo necesario erigir una torre de gran altura, porque a lado y lado se izaban dos montañas de gran envergadura y la torre debía alzarse lo suficiente para lograr contrarrestar lo hondonada. Fue por ello que los constructores solicitaron a Inglaterra una torre de características excepcionales con respecto a las demás. Cuando la torre ya venía con rumbo a Colombia, un submarino alemán hundió el barco que la transportaba, en pleno Océano Atlántico. Este percance iba a retardar las obras y alargar los plazos. Por fortuna, surgieron dos hombres, cuya inteligencia, prometía solucionar el problema: el ingeniero Arturo Jiménez y el ingeniero Robayo. Estos bogotanos, propusieron construir una torre igual a la original, pero hecha en madera, aprovechando las excelentes especies nativas como el Quimulá, el Encenillo, el Cedro, el Laurel, el Comino y el Abarco, que abundaban en la región. La idea fue aceptada y en un breve lapso, dadas las premuras de tiempo, y gracias a la habilidad de estos hombres y a nuestros recursos, se levantó la más hermosa y célebre de las torres del Cable: La Torre Veinte o La Torre de Herveo, la misma que puede observarse hoy frente a La Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, en la Calle 65, de la Ciudad de Manizales, a donde se trasladó en 1984, como parte de un trabajo de restauración por parte de estudiantes de esa Facultad y, con el paso del tiempo, pasó a convertirse en un símbolo del esfuerzo y del trabajo de las gentes que construyeron el Cable.


El primer tramo del Cable Aéreo, Mariquita – Soledad (hoy Herveo), fue inaugurado en marzo de 1914. Debido a la guerra que asolaba a Europa, las obras fueron suspendidas casi en su totalidad, hasta se reinicio en 1916 y culminaron con éxito, seis años más tarde en la Estación de la Camelia, en Manizales. Entonces, con gran alborozo y fastuosidad, se celebró la inauguración oficial del Cable Aéreo   Mariquita – Manizales, el 22 de enero de 1922. 







Entre los hervenses que laboraron en el Cable Aéreo, se cuentan: Amador González López, Manuel Hurtado, Floresmiro Salcedo (quienes conformaron el Sindicato de empleados del Cable), Fermín González López, Grabriel Chávez, Isaac Blanco, Narciso Díaz, Arturo Londoño, Humberto Aguirre Ospina “Cooperao”, José Londoño, Marco Franco, Emilio Restrepo, Pompilio Giraldo, Ramón Elías Castro, Elías Giraldo, Julio Valencia Díaz, Víctor Valencia Díaz, Manuel Chaparro, Víctor Castro, Francisco Valencia, Ricardo Aníbal Aguirre Clavijo, Roberto Posada, Nicolás Salazar, Estanislao Puerto, los hermanos Felipe y Uldarico Caldas Herrán, Gratiniano Duque, Francisco Arroyabe, Gentil Londoño, Ruperto Aristizábal, Ramón Daza, Enrique Castro, Enrique González, Elías Chica, Pedro Luis Salazar, Uriel Londoño, Evangelista Aguirre, Emilio Restrepo, Otoniel Londoño Pérez, Humberto Díaz Londoño, Luis Eduardo Quintero, Arnoldo Agudelo López, entre otros.


El Cable Aéreo funcionó durante 45 años, de manera casi ininterrumpida, transportando carga y pasajeros, que iban  en ambos sentidos de su recorrido. El Cable Aéreo, además, debió soportar los días aciagos de la llamada “Década sombría”, cuando Liberales y Conservadores, dos partidos políticos colombianos en pugna, llevaron a la tumba cerca de medio millón de compatriotas. Finalmente, el Cable silenció sus máquinas e indemnizó a sus trabajadores el 20 de octubre de 1967, cuando las carreteras iniciaron una nueva época en el transporte de pasajeros y de mercancías, en nuestro país. 



* Jaider Muñoz Londoño. Dirección de Cultura de Herveo Tolima. Abril del año 2008.

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Elementos para la construcción de una visión estructurada del desarrollo de Caldas.  



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